Luz de la mañana, resplandece el rocío, y se elevan los suspiros en un canto de alivio.

Las montañas que habitan el horizonte lejano, urgen a los corazones, por su abrazo, ya humano.

Los valles son susurros, y las flores, son abrazos, mediante sus reiterados, se entrelazan en caminos.

La vida es un poema, y la naturaleza es su canto, donde hallo el eco sagrado y la paz que siempre planto.

  • Manuel José Quintana